¿QUIÉN LA NECESITA?
El objetivo final de la sangre es su uso médico y es indispensable para el accidentado o el enfermo:
- En cirugías, transplantes o en cualquier hemorragia se necesita recuperar la sangre perdida.
- En tratamientos de leucemia o cualquier otro tipo de cáncer son necesarias las transfusiones para paliar la debilidad de la sangre debida
a la propia enfermedad o a alguna terapia anticancerosa (quimioterapia, radioterapia, ...)
- En casos de anémia o aplásia medular la carencia de hematíes, leucocitos y/o plaquetas se restauran gracias a la transfusión sanguínea.
- Las quemaduras extensas disminuyen del tiempo de vida de los glóbulos rojos por lo cual se necesita una transfusión sanguínea temprana.
- En definitiva, en multitud de tratamientos médicos es necesaria la sangre donada (hemofilia, enfermedad hemolítica del recién nacido,
tétanos, hepatitis A y B...)